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La capacidad destructiva de un temblor se explica por el tipo de suelo

VIDEO En la Ciudad de México el piso arenoso intensifica las ondas sísmicas.
lun 02 octubre 2017 03:37 PM
aplanado de suelo
aplanado de suelo - (Foto: Shutterstock)

La Ciudad de México cuenta con tres tipos de suelo, que se clasifican en zonas uno, dos y tres, de las cuales esta última tiende a amplificar las ondas sísmicas y la duración de un temblor. 

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De ahí que los movimientos telúricos afectan más a unas áreas que a otras de la capital de país, lo que quedó de manifiesto con el sismo del pasado 19 de septiembre, ya que las colonias Condensa, Roma, Del Valle, Doctores y Centro —que corresponden a la zona tres— tuvieren derrumbes de edificios, informó un reporte publicado por el sitio de noticias UNAM Global. 

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La llamada zona tres —que se ubica el lecho del antiguo lago de Texcoco— está integrada por depósitos de arcilla que se comprimen y que están separados por capas arenosas con contenido diverso de limo o arcilla. Ambas presentan consistencia firme a muy dura y con espesores variables de centímetros a metros.

Los depósitos lacustres suelen estar cubiertos de forma superficial por suelos aluviales (hechos de sedimentos) y rellenos artificiales, cuyo espesor puede ser superior a 50 metros, informó UNAM Global.

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Si bien las condiciones del suelo pueden ser un factor que explique la caída de una construcción, existen otros elementos a considerar para identificar las causas determinantes como los materiales empleados, esto es acero, concreto u otra materia prima de menor resistencia.

En este sentido, las construcciones de una zona tres deben tener cimientos diferentes a las otras dos, explicó el profesor de la Facultad de Ingeniería, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Carlos Villaseñor Mejía, citado por el reporte.

Zona uno, la más estable

El experto de la División de Ingeniería Civil y Geomática citó como ejemplo que en una zona tres se tienen que usar pilotes o cajones de cimentación, para que la carga del edificio se distribuya de manera uniforme.

Agregó, que la profundidad a la que lleguen los pilotes dependerá de la distancia en la que se encuentren los estratos más resistentes, que puede ser entre 30 y 50 metros.

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Villaseñor Mejía refirió que en la zona uno —que es la más estable por su material rocoso— el estrato resistente se encuentra casi en la superficie. Sin embargo, no hay que confiarse, ya que un edificio alto debe tener cimientos más eficientes que uno ligero.

La zona uno es de lomas y está formada por rocas o suelos firmes depositados fuera del ambiente lacustre, pero donde pueden existir depósitos arenosos en estado suelto o cohesivos de manera relativa blandos.

UNAM Global refirió que en esta área es frecuente la presencia de oquedades en rocas y cavernas, así como túneles excavados en suelo para la explotación de minas de arena. Este es el tipo de suelo del barrio del Pedregal de San Ángel al sur de la Ciudad de México o bien de la misma Ciudad Universitaria.

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En la tanto, la zona dos es de transición, ya que los depósitos profundos están a 20 metros de profundidad o menos, además de que está formada en su mayoría por estratos arenosos y limoarenosos intercalados con capas de arcilla lacustre, las cuales muestran un espesor variable entre decenas de centímetros y pocos metros.

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