México duplicó el número de armadoras en 3 años
Entre 1964 y 2008 se instalaron en México 12 plantas armadoras de vehículos ligeros. Ford, Volkswagen, Nissan, General Motors, Honda, Chrysler y Toyota llegaron al país a lo largo de estos 44 años. Luego vinieron cuatros años de abstinencia productiva debido a la crisis económica, abstinencia que acabó en 2012, cuando empezó una oleada de anuncios, ocho hasta ahora.
Gracias a este repentino furor por invertir en México, en una década prácticamente se habrán duplicado el número de plantas armadoras instaladas en el país, pasando de 12 en 2008 a 20 en 2019.
Este crecimiento se inserta dentro de una tendencia en la industria que dicta ‘producir donde se consume’, amén de abaratar costos de producción y reducir tiempos de entrega. En línea con esto, las firmas han elegido a México como base productiva desde donde abastecer a la región TLCAN, principalmente a Estados Unidos, un mercado que consume 15 millones de vehículos nuevos al año, opinó Armando Bravo, director del Centro de Desarrollo de la Industria Automotriz en México (Cediam).
México se ubicó en 2013 como el octavo fabricante de automóviles a nivel global, por debajo de China, Estados Unidos, Japón, Alemania, Corea del Sur, India y Brasil. Sin embargo, con la apertura de las nuevas plantas podría escalar dos posiciones y superar a la India y Brasil hacia 2020, según datos de la consultora IHS Automotive.
En 2013 se inauguraron las plantas de Chrysler, Nissan, Mazda y Honda, en 2016 arrancarán la de Audi y la de Hyundai (donde se ensamblaran modelos Kia), un año después la de la alianza Renault-Nissan y Daimler (para Mercedes Benz e Infiniti) y en 2019 abrirá la de BMW.
Entre 80 y 90% de la producción de autos alcanzada hacia 2020 se destinará a los mercados de exportación, principalmente a Estados Unidos -7 de cada 10 autos que se exportan actualmente van hacia este mercado-, Latinoamérica, Europa y Asia.
Los retos detrás del crecimiento
Para que este crecimiento en la producción se traduzca en un bienestar económico real para las regiones –norte, centro y Bajío-, hay que migrar a productos de mayor valor agregado, y luego pasar de la ingeniería al diseño y desarrollo. “Es ahí donde verdaderamente anclas la inversión”, opinó Manuel Montoya, director general del Clúster Automotriz de Nuevo León (Claut).
Una empresa que además de producir, realiza actividades de diseño e ingeniería, difícilmente se va a ir a otro país. Pero si no se da el brinco de la manufactura a la denomina ‘mentefactura’, se corre el riesgo de que en algún momento la producción migre hacia otro lugar, más barato. Tal como pasó en el 2000, cuando la industria electrónica se fue a Asia, advirtió Montoya.
“México ya está en ese proceso, pero vamos poco a poco. Se requiere mano de obra especializada, en los tres niveles, técnicos, ingenieros e investigadores. También se necesita infraestructura para la investigación y desarrollo, así como una base de más y mejores proveedores (en términos de calidad)”, dijo.
